Edith Wharton
Una de las características de muchas de sus novelas es el frecuente uso de la ironía. Habiéndose criado en la clase alta de la sociedad anterior a la primera guerra mundial, Wharton se convirtió en uno de sus críticos más perspicaces. Mostró en algunas de sus obras como La casa de la alegría o La edad de la inocencia la estrechez de miras y la ignorancia de la alta sociedad a través de un hábil uso de la ironía.
Solía usar Wharton el vocabulario y dicción propios de esta clase social neoyorquina en sus prácticas rituales y costumbres como recurso para mostrar lo particular de su existencia. Precisamente el conocimiento personal que tenía de ese grupo social hizo que sus escritos de ficción fueran verídicos, casi ensayos sobre los usos y convencionalismos de una parte de la sociedad que permanecía oculta para el gran público. Eso sí, sus escritos gozan de gran hondura psicológica en el retrato de sus personajes, en especial en situaciones en los que la buena compostura indicaba que debían quedar silenciados y que gracias a la destreza literaria de Wharton, abren sus mentes a los lectores.
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